Siniestralidad, Seguro Autos y COVID. ¿Dónde fue la frecuencia perdida?
Antonio Alonso (LinkedIn) me pidió hace unas semanas una reflexión sobre el menor coste de siniestralidad por la disminución de frecuencia de accidentes a causa del COVID-19. En concreto sobre cómo se distribuía dicho menor coste y si era el tomador el único beneficiario.
Un tema interesante que permite obtener información de lo que el seguro supone, o debería suponer, como institución económica y elemento de ahorro, que emergió allá cuando los fenicios mutualizaban sus pérdidas de naufragio o cuando en la cultura egipcia se costeaban el enterramiento con un fondo común.
Voy a centrar el análisis en dos puntos, la respuesta estricta a Antonio y el concepto deber ser, que en el ámbito jurídico o normativo solemos tratar bajo un criterio más deontológico e idealista.
Reducción de frecuencia en la COVID-19
Dos tipos de impactos claros: el confinamiento estricto junto con los periodos de desescalada.
Por no aburriros con datos y gráficas que aportan las aseguradoras, os puedo concluir,
– Durante el confinamiento la caída de la movilidad fue superior al 85%, con la excepción de la distribución y los vehículos asociados a servicios esenciales
– En la desescalada de junio a octubre se recuperó la movilidad a términos inversos, apenas 15% menos de lo que teníamos antes, sobre todo en el desplazamiento corto interurbano
– Con los diferentes cierres perimetrales, los “allegados” en Navidad, la segunda desescalada hasta Semana Santa aproximadamente, vimos otra reducción y estuvimos a un 65-75% de la siniestralidad por frecuencia de accidentes.
Esto se ha traducido una serie de datos que denominamos gráficamente dientes de sierra por la volatilidad de los mismos.
La evolución de las cifras de fallecidos en vías interurbanas que ofrece la DGT nos puede dar una idea. Y la evolución de las olas (Datos RTVE – Fuente Ministerio de Sanidad). Cuantas más restricciones por olas de incidencia acumulada, menor movilidad y por lo tanto menos accidentes. No descubro nada.
En resumen, las aseguradoras ha reportado un 2020 con una reducción de la frecuencia del 26,8%. Como los costes medios apenas se han movido, la reducción del coste de siniestralidad ha sido del 25,5%.
Y el resultado en cuenta técnica un 26% más favorable a marzo de 2021. @INESE “es de reseñar el buen momento que, en términos de resultados, presenta Autos, con un alza del 26% en las ganancias de explotación”
Regresan los niveles de siniestralidad grave. Problema
La Semana Santa nos ha dado un primer aviso de lo que podría ser el “new normal” en seguridad vial, con cifras similares a 2019, pero con menos desplazamientos; abril se relajó pero mayo nos ha vuelto a decir, con la finalización del estado de alarma, que estamos a niveles cercanos a los de 2019 y peores en siniestralidad, si relativizamos con la menor movilidad, que considero estamos al 90-95% respecto del tiempo pre-pandemia.
La distribución del ahorro
¿Como se ha distribuido el menor coste de siniestralidad por la pandemia?, la respuesta es simple: en la cuenta técnica de las aseguradoras. Y no es que el tomador no haya sido el único destinatario de dicho ahorro, sino que diría que apenas ha notado la diferencia. El coste del riesgo, el precio de la póliza, apenas se ha movido.
Han habido propuestas del sector en cada una de las aseguradoras con aumentos del período de cobertura, descuentos y bonificaciones, pero en definitiva, apenas se ha visto una repercusión en los bolsillos de los tomadores del seguro. Muchos de ellos ya estaban en el nivel máximo de bonificación en sus primas de seguro.
Una buena solución en flotas son las regularizaciones por coste de siniestralidad que aportan bonificaciones, al modo en como las aseguradoras te rebajan el precio del seguro por no tener siniestros.
El ser y el deber ser
En el seguro primero pagas y luego esperas por una cobertura, que además deseas que no suceda: el siniestro. Y el cálculo de la prima está en función del riesgo analizado en los períodos precedentes a la contratación, sobre todo en los denominados “riesgos masa” (automóviles, hogares, accidentes…) donde se producen unos patrones de comportamiento muy predecibles y con mucha “masa” crítica.
Pero las aseguradoras y sus modelos de negocio tienen una buena cintura y no van a calcular el precio del seguro en base a la bajada de siniestralidad de la pandemia para un periodo, como es el actual, en el que ya confirmamos que estamos a niveles de riesgo muy similares al 2019.
Hay una modalidad del seguro, el mutual de los fenicios y egipcios, que vendría muy bien en este tipo de situaciones, pero en estos tiempos las mutuas son minoritarias, por mucho que haya aseguradoras que lleven dicho nombre o apellido en su razón social. El ser versus el deber ser.
Conclusión, los tomadores no han visto apenas la repercusión de la menor siniestralidad durante el periodo del confinamiento estricto, periodo que pagaron sobre un riesgo mayor al que estaba sucediendo.