La carretera convencional, la de un solo carril para cada sentido, ya sean nacionales o comarcales, son un grave riesgo. Es donde tenemos el mayor número de fallecimientos y dónde menos kilometraje realizan los vehículos, dado que la densidad de tráfico es mucho menor. Pero la letalidad es enorme por la gravedad de los impactos. No es posible segregar los sentidos de circulación y tenemos que buscar otras alternativas que eviten las tragedias que suceden cada poco tiempo.