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Seguridad Víal. Por un sistema seguro.

 

Hace apenas dos semanas tuve la oportunidad de hablar a mis amig@s del club de networking de Complutense Rugby Cisneros sobre el “sistema seguro” que denominamos en prevención del riesgo vial.

El factor humano es determinante en la generación de los siniestros viales. No solo como conductores, también como usuarios de la vía en cualquiera de sus modalidades de movilidad (peatones, patinetes, bicis…). Y también el factor humano está en el diseño de la vía, en la determinación y planificación de estrategias políticas, en el propio mantenimiento y reparaciones de los vehículos. En definitiva, para qué hablar del 90% de factor humano si el hombre está en todo. Digamos al 100%.

A partir de ahí es cuando podemos entender el sistema seguro, por la ayuda que necesita el conductor y usuario de la vía en su tarea. 

El homo automovilis, rara avis en nuestra evolución.

Porque apenas llevamos un siglo conectados a una habilidad nueva en nuestro devenir, la conducción de vehículos a motor. Y en las últimas décadas con una inclusión de disrupción tecnológica y conectividad que cambia nuestros hábitos con una rapidez no imaginada.

A este homo automovilis podemos añadirle la estirpe “adis”, en relación a los ADAS, los sistemas de ayuda a la conducción, Advanced Driver Assistance System, en sus acepción anglosajona.

Ahora el conductor siente más apoyo, muy deseado, pero ve mermada su capacidad de atención y concentración en una actividad, la conducción, que sigue necesitando de los sentidos, por mucho que la máquina ayude. Y lo que es peor, no solo puede implicar esa menor atención, sino una mayor tolerancia al riesgo, en el presupuesto que algo nos evitará un peligro en caso de error por nuestra parte. Lo que me lleva a asumir mas riesgos (velocidad, distancia de seguridad, uso de móvil al contar con un avisador al salir del carril, por ejemplo). 

Este homo es vulnerable y por lo tanto necesita de los principios del sistema seguro. Ver imagen.

 

 

Lo mejor de la tecnología y la ciencia

Esta disrupción tecnológica es muy determinante en el sistema seguro del que os hablo y que viene a paliar los defectos, o también excesos, del ser humano. 

Gracias a la ciencia y la innovación conseguiremos vehículos más seguros tanto en elementos de seguridad activa, la que evita el accidente, como en la pasiva, la que minimiza las consecuencias del impacto. Pero no solo eso implica al vehículo. Las ciudades y la carreteras están mejorando seguridad, no solo en cuanto a su diseño, también en lo que la conectividad soporta la gestión del tráfico y la movilidad. 

Si la calle o la carretera están conectadas al vehículo, mucha más efectividad tendrán los sistemas preparados para contrarrestar el riesgo vial.

 

La gobernanza y la consciencia social

Y para cerrar el círculo algo muy necesario en actividades tan democratizadas:  hay que regular y ser conscientes de lo que el transporte rodado aporta a la sociedad. Y no aceptar peajes sin más como venimos haciendo desde largo. Las muertes y lesiones graves en la carretera, al igual que efectos dañinos de la contaminación, son la otra cara de la moneda de los beneficios que la movilidad ha aportado.

Y el gobierno no solo se encuentra en la regulación de los poderes públicos. La gobernanza en este sistema seguro también aplica a los modelos de negocio. Las organizaciones cada vez se van a tener que implicar más en la conexión con los objetivos de desarrollo sostenible. Un ejemplo, la logística de última milla. En algún momento, espero muy breve, se tendrá que poner orden a lo que está suponiendo en muchos aspectos, no todos directamente relacionado con el tráfico, o sí, porque la formación en prevención de los riders  y conductores es clave para la seguridad de nuestras calles y carreteras, por ejemplo.

Las empresas forman y previenen a sus trabajadores en riesgos laborales y no pueden dejar de lado uno de los mayores riesgos simplemente por el hecho de suceder los siniestros fuera de su entorno profesional. Y no solo hablo de los accidentes in itinere, también aquellos que suceden en el ámbito más privado. Si la empresa se preocupa por la salud y bienestar de su colectivo (alimentación, ejercicio físico, enfermedades cardiovasculares…), habrá que incluir también los riesgos viales.

Conclusión 

Reitero los principios del sistema seguro: el hombre comete errores, pero no deberíamos morir por ello, por lo tanto, hay que generar una red que proteja como si de un trapecista se tratara, siendo muy conscientes que tenemos que seguir trabajando, y mucho, en el factor humano, entre tanto llega el ideal: cero víctimas. 

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