Seguridad vial. Los niños educan y conciencian…pero también nos imitan.
L@s Niñ@s nos educan
De todos es conocida la naturalidad con la que los peques se expresan. Recomiendo el programa de RTVE los domingos por la mañana, @seguridad_vital, con su espacio #caminoalcole, donde niños de entre 4 y 11 años suelen generar un entorno divertido y a la vez ilustrativo de los hábitos que tenemos los mayores como conductores y usuarios de la vía. Son dos o tres minutos capaces de salvar muchas vidas.
Iniciativas como las mascarillas para ciclistas y vulnerables, propuesta del Colegio El Salvador de Zaragoza mostrados este pasado domingo, revelan el alto potencial analítico y creativo de los infantes.
En @LeasePlan se decidió realizar un concurso de dibujos para preparar la operación salida. A sus nueve años, Salvador no pudo describir mejor el espíritu que persigue el #Semáforo RvS, iniciativa de este blog que persigue, en descripción muy breve, dar tres pinceladas sobre maniobras de la circulación:
- El rojo, para decir lo clave y lo que genera mayor riesgo
- El amarillo aquello bueno tener en cuenta y no pensado a priori
- El verde trata de mostrar la buena práctica en la maniobra
Con su mensaje, para, piensa, actúa, Salvador viene a resumir lo que toda maniobra necesita, muy en la línea del Stop. En general paramos poco a pensar antes de actuar, no nos permitimos tiempo para tomar una decisión. Llenamos la circulación de hábitos rutinarios que nos hacen pensar poco y maniobrar (actuar) mucho.
Como viene siendo costumbre en este blog, un determinado hecho o acontecimiento genera algo que me parece interesante contar, a veces contarme.
Esta vez me sirve de inspiración todo lo que los niños apuntan en sus verdades. A ellos agradezco este espacio del Semáforo de Responsabilidad Vial y Seguro, en especial a Salvador. Porque los niños nos están educando constantemente: gracias.
La educación vial
Y con esta introducción, os adentro en mi reflexión sobre la educación vial.
En los colegios se viene trabajando por la educación vial dese hace varias décadas (allá por los 80). Y se trata de una decisión política estratégica, donde la administración pública tiene el más elevado interés en esta labor formativa. El alumnado de las escuelas recibe información de profesionales, tanto docentes, como especialistas, y sobre todo mucha implicación de las policías locales y servicios públicos.
Y existe otra labor interesantísima cual es la retroalimentación de dichos contenidos a los círculos de influencia, en dos sentidos,
- Los hogares y entorno familiar
- Los propios docentes y profesionales que forman y conciencian
Porque los contenidos se llevan a casa y al automóvil en el primer punto y porque los docentes son capaces de captar y generar mejores contenidos al ver como los receptores del mensaje, en pleno crecimiento, interpretan y visualizan lo explicado acorde a su etapa de madurez.
Hemos pasado del “papa no corras” a un mayor abanico de conductas que los conductores reciben de su entorno más precoz, no sólo con hábitos propios de la conducción, también de la movilidad y la sostenibilidad.
Si los jóvenes de ahora, en boca de Pere Navarro (Director General de Tráfico), no quieren otra movilidad que no sea segura, sostenible y conectada, yo diría que los peques de hoy en día son cristalinos, quieren conductores involucrados más allá de mero cumplimiento estricto de la norma…no solo se fijan en la velocidad de quien conduce y si lleva puesto el cinturón.
Porque el niño es educado en casa y en el colegio, pero también puede ser educado en el coche y siendo usuario de la vía. Es capaz de reconocer fácilmente los buenos hábitos y se encuentran en un periodo, la infancia, donde los riesgos no son considerados como una factor potenciador de la personalidad, lo que sí ocurre en la adolescencia.
Un riesgo muy evidente: el menor imita a sus adultos. Aquí tenemos una gran responsabilidad.
Y hasta obtener el carnet, ¿qué?
Muy sólido tiene que ser lo aprendido para que aguante la etapa de adolescencia y juventud…¿no tendríamos que derivar a una estrategia hacia este segmento de “aprendizaje social” como se hace con la infancia?
Suelo comentar el menor foco existente en la formación de valores viales para la franja de edad de 16 a 22 años, donde los ciclos formativos de secundaria, bachiller, formación profesional y universidad podrían incidir en un aspecto que mucho tiene que ver con el devenir profesional del inminente factor productivo por venir.
No educamos solamente en la etapa de infantil y primaria para formar conductores. Se educa en ciudadanía, para, como dice la ley (RD 1190/2012 educación primaria y secundaria obligatoria), conocer normas de seguridad vial y las causas y consecuencias de los accidentes de circulación.
La educación vial no sigue los vaivenes y avatares de la orgánica ley de educación. Por suerte, en esta materia, tráfico y seguridad vial, contamos con mucho mayor consenso, casi unánime en muchos aspectos, pese a lo críticos que somos los ciudadanos con las normas de tráfico que pensamos nos limita, como el reciente calmado del tráfico en la ciudad (velocidades de 20, 30 y 50 km/h).
Por ello me gustaría que hubiera un especial interés en la trancha de edad de 16 a 22 años, que no todos los jóvenes obtienen el carnet a los 18 pasando por la formación obligatoria necesaria. Nos encontramos de súbito con una gran irrupción de movilidad en las ciudades por parte de este colectivo, movilidad no motorizada, sin necesidad de obtención de licencia de conducción.
La formación vial es estratégica
La formación es el método preventivo por excelencia, aunque en estos momentos y respecto de lo que a la seguridad en nuestras carreteras concierne, creemos que los elementos de seguridad activa en el vehículo son lo prioritario. Pues no, antes de hacer uso de ellos es mejor que no se tengan que emplear. Y allí se encuentra la formación.
La educación vial en los diferentes ciclos formativos es clave y se ejecuta correctamente. Además de las administraciones públicas contamos organizaciones como Fundación MAPFRE que ha desarrollado guías para profesores y que han sido muy bien valoradas en el ámbito europeo. Estas guías son para las siguientes tranchas de edad: 3-5 años, 6-8 años, 9-11 años y 12-16 años.
A partir de los 17 parece que toca olvidar todo lo aprendido, precisamente en una etapa clave como apuntaba antes.
Los que nos dedicamos a la seguridad vial en el marco de los riesgos de la circulación, bien en el ámbito laboral o bien en el privado, conocemos la calidad de propuestas formativas y concienciadoras como las de la Fundación CNAE, Fundación CEA, RACE, AESLEME… y tantas otras organizaciones que no solo pueden dar soporte a las empresas, sino en muchos más entornos y destinatarios, el amplio elenco destakeholders, que en movilidad segura podríamos decir que somo todos.
Pocas cosas han cambiado más allá de la digitalización, revolución tecnológica, paradigmas de movilidad y mejora de los vehículos y sus sistemas de seguridad. Si atendemos a la necesidad formativa reflejada en el “Documento de apoyo para la Educación Vial en Preescolar y E.G.B” publicado por el Ministerio de Educación y Ciencia en 1981, veremos que el foco que perseguimos es muy similar. Decía el documento y con ello cierro la reflexión: La evidencia de que el comportamiento social del individuo, desde su integración en las relaciones políticas y su participación en la ‘cosa pública’ hasta la adecuada forma de conducirse en los niveles más concretos de la vida vecinal y doméstica, ha de ser formado y educado de modo que aquel adquiera verdaderamente naturaleza de ciudadano pone inmediatamente de manifiesto la necesidad y conveniencia de que la educación y formación de ese comportamiento sea iniciada en la escuela. Un adecuado comportamiento vial, esto es, un correcto uso de las vías públicas, es una parcela más del comportamiento ciudadano, que exige su correspondiente forma educativa. De ahí la obvia justificación de integrar la educación vial en el marco general de la educación cívica.
Fernando Cisneros Alejandro