Distinciones: Objetivo vs Meta
“El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestra meta sea demasiado alta y la perdamos, sino que sea demasiado baja y la alcancemos” (Miguel Ángel).
Cita que rescato del blog de Adolfo Ramírez (https://adolforamirez.es/2023/04/25/ideas-combatir-cortoplacismo-organizaciones/), que me sirve de inspiración en otros aspectos del ámbito profesional y de utilidad también para otros del devenir más personal y, como no, para los mensajes que en #seguridadvialtrato de transmitir con el blog.
Retado por lo aprendido en la Escuela Europea de Coaching (EEC) relativo a las #distinciones, el objetivo vs meta me parece muy oportuno para atacar uno de los aspectos con los que vengo siendo más crítico: la valoración de los datos e indicadores que comunica la Dirección General de Tráfico (DGT). Me explicaré.
Los balances
Un balance es un conjunto de datos comparables con un resultado final. Estamos acostumbrados a las noticias sobre el número de fallecimientos que tenemos en nuestras carreteras. Son las cifras que con frecuencia casi diaria publica la DGT en su web. Suelen hacerse eco de ellas los medios de comunicación en fines de semana, periodos vacacionales o finales de año.
Son datos de carreteras. Las ciudades tienen otro tipo de medición cuyos datos se consolidan más tarde. Dualidad que ya en alguna ocasión he cuestionado. Pero es otro cantar.
Casi siempre encontramos dos tipos de mensajes, máxime en los últimos años, al no ser capaces de retomar la senda del decrecimiento que tuvimos desde el año 1989 a 1994 y de 2003 a 2014.
Esos dos mensajes que digo tienen que ver con:
- La correspondiente alarma por lo traumático de la cifra de personas fallecidas
- Un dato positivo con relación a la mejor evolución de un determinado indicador
Por ejemplo, fallecen muchas personas, pero mejoramos respecto del mismo mes o periodo anterior, o en ciudades, o en vulnerables… En definitiva, parece que necesitamos encontrar un segmento de mejora para argumentar el trabajo que se realiza en materia de seguridad vial.
Y no debería ser así, las cifras son datos y la interpretación de estos no ofrecen prácticamente ni un atisbo de mejora relevante. En carretera con total seguridad. En ciudad, parece existir una esperanza.
Objetivos y metas
El objetivo es reducir los siniestros viales, medido para el decenio 2020-2023 en un 50% de muertes y lesiones graves.
La meta es la #visióncero: ninguna muerte ni lesión grave derivada de accidente de tráfico. Allá por el 2050, a lo que suelo referirme con la rugbística “patada a seguir”.
Y aquí empieza la distinción, cambiamos el giro 😉
Un deseo ajeno a la realidad
En cuanto a la meta, nos quedaremos con la segunda acepción del diccionario: el fin a que se dirigen las acciones o deseos de alguien. Encontramos pues un término no siempre bueno a la hora de establecer objetivos y planificar acciones: el deseo. Todos reconocemos la deportiva línea de llegada en una competición, generalmente a la carrera, de la primera acepción de la palabra.
Para el objetivo recurrimos a la octava y siguientes acepciones de la RAE: punto o zona que se pretende alcanzar u ocupar como resultado de una operación militar, el blanco del tiro. En conclusión, tomamos un concepto más derivado del mundo castrense que hemos interiorizado como nadie en las organizaciones y negocios, lo que tiene su segunda lectura de “¡es la guerra!”. Seguro que a muchos les suena cuando conectamos con el mundo de los negocios.
La clave para mí, que relaciono con la seguridad vial, es que no debemos confundir los deseos con la realidad. Una meta es una esperanza de conseguir algo, también la llegada a un destino, pero esta meta suele tener un componente de mejora continua, como los récords de los profesionales del deporte o la superación propia. No es el fin, es el camino.
Sin embargo, el objetivo, tiene que analizar el entorno y las posibilidades reales que se tienen para cumplir con la expectativa. Lo que no significa que no sea retador, pero desde luego, no puede desmoralizar a priori; los que corren saben (los de 3:30 y los de 5:40, mi guiño a mis amigos del Club de Atletismo Villamayor de Santiago – Cuenca 😉.
Además de poder ser monitorizado mediante indicadores y estar sujeto a correcciones según la evolución y circunstancias emergentes. Por lo tanto, echo en falta en tráfico objetivos anuales, capilares (por administraciones y segmentos de riesgo) y planes correctores durante los periodos, según los balances, como monitorizamos en las organizaciones.
Es decir, nos hemos fijado un objetivo que más bien parece una meta (50% de reducción en 10 años) y una meta que sí está relacionada con un deseo o visión, el cero, en la que esperamos, en su versión de esperanza, que los ADAS, la futura conducción autónoma, los entornos viales conectados (ciudad y carretera) y la lenta consolidación del sistema seguro, hagan lo que por planificación y gestión no somos capaces de conseguir en nuestros días: aplacar al factor humano.
Ten un deseo: fijar correctamente tus objetivos para alcanzar tu meta 😉. Feliz semana.