Comienzo de año, cuesta de enero, aprovechar rebajas, ¿para mayor consumo?… y a propósito de noticias sobre el incremento de precios del seguro de automóviles y la capacidad que tienen las aseguradoras de retener y seleccionar su cartera, además de recomendar las conclusiones de estudios como el de Gain Dynamics o Simon-Kucher, no hay que perder de vista que el efecto de la inflación en el seguro de automóviles tiene un impacto, como en otros ámbitos de actividad, algo peculiar.
Por dos motivos,
- El precio del seguro está influido por el índice general de precios que suele afectar al componente de indemnizaciones por daños corporales (el coste de la vida) y por la evolución de precios que inciden en los costes de reparación de daños en la carrocería, a partes iguales, una mitad a la mano de obra y la otra a los materiales y/o recambios. El coste de reparar está afectado, además de por el coste de la vida y los salarios de los empleados, por el coste de la energía, por ejemplo, o el de mantener la infraestructura del taller. Recambios y pintura sufren las volatilidades propias de las materias primas, la logística y el estocaje en el suministro de piezas.
- El segundo motivo es más desconocido, no relacionado con la inflación, pero de efectos más determinantes: la siniestralidad. Si reducimos los siniestros viales, sobre todo los daños personales (accidentes graves y fatales), el coste que pagan las aseguradoras se reduce, por lo que la tarifa puede bajar y compensar incluso totalmente los efectos inflacionarios. También los daños materiales, los costes de reparación, se reducen si cae la siniestralidad: menos siniestros, menos reparaciones.
Tenemos un consumidor que conoce que el seguro tiene incrementos, generalmente del 10% si “das partes”, o que te “echan”, vía directa o vía incremento de precio. Otras subidas a las que están acostumbrados es el efecto IPC, que este año sitúa en más alto nivel a los años precedentes por la especial situación de crisis económica. También hay bonificaciones a buenos conductores o contamos con una “guerra de precios” en dura competencia entre los grandes grupos aseguradores.
No olvidemos que el seguro es mutualizar riesgos, poner en un fondo común una masa crítica de siniestralidad que suele ser absorbida en mayor medida por los buenos, aunque tengan mejores precios por sus mejores parámetro de riesgo, bien porque conduzcan menos bien porque conduzcan mejor. Si eres de los buenos, busca tu mejor oferta, pero no olvides que en cualquier momento puedes necesitar el seguro y las coberturas deben ser las mismas a las que tenías.
Y por último, una renovación de precios que se produce en cualquier momento del año, en función de la fecha de renovación de la póliza, o mejor dicho, dos meses antes de la fecha de dicha renovación. Esta decisión de cuesta de enero puede darse en todos los meses del año
Tu tiempo de revisión es un trimestre antes de renovar la póliza; busca información, opciones de cobertura y asume tu propio apetito de riesgo, vía franquicias o “arriesgando” en un seguro a terceros.
¡A por el mes de enero!…y los siguientes.
