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Distinciones: Vulnerabilidad vs Debilidad

 

 

 

Acudiendo de nuevo a las distinciones del libro de No es lo mismo, de Silvia Guarnieri y Miriam Ortiz de Zárate, encontramos en su página 177 la distinción Vulnerabilidad. Su forma sustantiva es muy utilizada en riesgos de la circulación.

La vulnerabilidad es tratada en el Coaching desde un prisma fortalecedor. En comparación con la debilidad vemos cómo podemos ofrecer un sentido diferente a la palabra. Como se afronta en el mundo de la empresa y el liderazgo. 

Ya conocéis que el Coaching me está proporcionando un enganche para vincular términos y conceptos con un mensaje relacionado con la seguridad vial. Hoy hablaremos de la vulnerabilidad de otra forma.

La RAE dice sobre los vulnerables que son los que pueden ser heridos, física o moralmente. El débil es el que adolece de vigor, fuerza o resistencia.

¿Por qué introduzco el término debilidad en contraposición de la vulnerabilidad? Precisamente para dar una vuelta a la tortilla.

El vulnerable es débil

En el tráfico, en la movilidad rodada, motorizada o pedaleada, al débil lo llamamos vulnerable. Pero realmente es debilidad la que tiene, porque hablo de la contraposición de fuerzas, la física de los impactos, la que da sentido a la calificación.

El peatón es un vulnerable para el patinete en la acera, pero el patinete lo es para el turismo en la calzada. Incluso la ley de responsabilidad civil derivada de la circulación de vehículos a motor, su doctrina jurídica y jurisprudencia, determinan que, ante la diferencia de fuerzas y un mayor riesgo potencial, hay que entender que existe una responsabilidad “objetiva” precisamente por dicho riesgo, cuando los tamaños, las fuerzas, no están equilibradas; por ejemplo, entre un camión y una furgoneta. 

Es decir, en la circulación, el vulnerable lo es precisamente porque aquí sí entra en juego la debilidad, física, por supuesto.

El daño también es moral

Cierto que, como colectivo, las víctimas que sufren las consecuencias de los siniestros viales, no digamos ya los casos de violencia vial, son vulnerables al poder ser dañados moralmente. Es el comportamiento de la ciudadanía, modelos de negocio asociados a la automoción y las administraciones públicas, las que pueden generar dicho daño al no empatizar con la grave situación vivida por los perjudicados.

Interesa no perder de vista este hecho. No hablo de la compensación económica asociada a la responsabilidad civil, los seguros; hablo del dolor de las víctimas que pueden pensar que su padecimiento no ha servicio, no está sirviendo, para concienciar a la sociedad.

De alguna manera tendremos que escapar de la consideración de que la movilidad, como factor de desarrollo económico y social, tiene un peaje tan traumático que pagar.

Personas

Peatones, entre ellos niños, mayores y personas con movilidad reducida con mayor preferencia, usuarios de VMP (los patinetes, estandarte de los vehículos de movilidad personal), ciclistas y motoristas. Ellos son los vulnerables.

Pero también deberíamos considerar vulnerable a cualquier otro conductor que sufre la violencia vial. Al final es una desproporción de medios que le convierte en un débil. Alguien que queda expuesto la conducta delictiva de otro conductor. Es cuestión de aristas en la interpretación del concepto.

La Dirección General de Tráfico incluso tiene la estadística separada por vulnerables, del peatón a la moto. Las asociaciones y empresas especializadas en seguridad vial insisten en su importancia. La ciudad es el hábitat habitual del vulnerable.

Vulnerables fallecidos en el periodo uno de enero a veintidós de febrero

¿Y cuando el vulnerable es el generador del siniestro?, ¿y si es el que comente un hecho delictivo?

Al final somos personas, estemos en uno u otro lugar, como conductores o usuarios, ocupantes o peatones. Por lo tanto, es la movilidad la que provoca que cualquiera pueda sufrir un daño o lesión; es decir, nos convierte a todos en vulnerables ante el tráfico.

Obviamente no trato de cambiar esta terminología, simplemente genero la reflexión sobre sus posibles interpretaciones. Aunque pienso que la utilizamos en demasía, yo el primero.

No pensemos que por ser vulnerables tenemos más derechos que los demás. Obviamente tendremos un perfil de riesgo mayor (el motorista bien lo sabe), recordando que todos, todos, estamos en situación de debilidad o “fortaleza” en diferentes momentos.

Conclusión

Si la vulnerabilidad en Coaching es un aspecto fortalecedor, deberíamos comprender los motivos por lo que esto es positivo y adoptarlos en la movilidad:

  1. Genera una mayor empatía, al conseguir ponernos en los zapatos del otro y viceversa
  2. Se aporta confianza al mostrarse vulnerable, no oculta su “debilidad” a priori. Pide ayuda.
  3. Aprende de las limitaciones y errores, se convierte en un punto de partida para la mejora constante.
  4. Y, sobre todo, nos mostramos como personas, no como un colectivo traducido a números.

Como es habitual en este blog: para reflexionar. Hay muchos ámbitos de vulnerabilidad en la sociedad. El tráfico genera uno de ellos.

 

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