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Distinciones: Valoración vs Precio

 

Valoración vs Precio.

Una valoración es algo subjetivo. Nos ocurre cuanto tenemos que reclamar un daño, por ejemplo, derivado de un accidente de tráfico. Cada cual podríamos tener una valoración distinta, en función de criterios, expectativas, edad, inquietudes…

La pérdida de días de trabajo, el disfrute de actividades recreativas que no podemos realizar por una lesión, o mucho más grave, las lesiones permanentes (secuelas) o fallecimientos de seres queridos, provocan dos situaciones:

  • Valoraciones subjetivas en daños leves, los directamente personales
  • Imposibilidad de determinar un valor a un daño sufrido en lesiones permanentes o fallecimientos

El precio es algo objetivo, por el contrario. No depende de tu valoración sino de, en términos económicos, la oferta y la demanda: el mercado.

En los accidentes de tráfico tenemos un baremo tasado por ley que determina el importe que corresponde de indemnización a cada perjudicado, con independencia de la valoración subjetiva de dichos perjudicados.

Y los jueces vienen obligados a aplicar dicho baremo y las aseguradoras tienen que usarlo en sus provisiones técnicas, lo que da seguridad a los compromisos que adquieren al asumir los riesgos mediante el cobro de una prima.

Lo más importante desde nuestro prisma de seguridad vial y prevención es lo siguiente:

  • Con el precio perdemos la perspectiva del daño que causamos, objetivamos una pérdida y no somos capaces de hacer una valoración.
  • Con la valoración surge una emoción: la empatía emocional o preocupación empática. Nos ponemos en la situación del perjudicado, somos capaces de entender su situación y no podremos cuantificar económicamente el daño que hemos causado, pese a que el abogado nos hable de ciertos miles de euros.

Ese dar valor puede ser el desencadenante de una conducción más consciente; no pensando en los incrementos del seguro o las cifras de víctimas que periódicamente nos informan las autoridades. La clave debería estar en ponernos en la posición de la víctima, entender su cambio drástico de vida, valorar lo que suponen las imprudencias, incluso en mero riesgo circulatorio con respecto a los vulnerables y su desproporción de medios: por eso no es lo mismo un atropello a 50 que a 30.

El precio tiene que ver con la vertiente económica y patrimonial de los negocios jurídicos. Sin embargo nadie puede valorar la pérdida de un ser humano desde un prisma económico. Aunque le hayamos dado un precio, algo relativo a un mercado, a un análisis objetivo: el daño moral, por ejemplo.

La valoración está en el lado subjetivo. De la misma forma que ciertas cosas no tiene precio porque no se ponen en el mercado. Pensemos más en el valor que en el precio.

 

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