Distinciones: Causalidad vs Casualidad (21/10/23)
La causalidad empodera, la casualidad paraliza
Desde el prisma del coaching, enmarcando la palabra como gusta decir a Silvia Guarnieri, la casualidad la debemos entender como algo que no podemos manejar.
Se define esta por la RAE como la “combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar”. Sin más acepciones. Es claro, no busquemos como primera justificación de lo sucedido a la casualidad.
Entiendo que no podemos prever ni controlar todo, nuestra capacidad es limitada, pero la vida es un aprendizaje constante en el que vamos analizando las circunstancias y tomamos la decisión de tenerlas o no en cuenta. Esa decisión, de ser consciente, eliminaría la casualidad para entrar en acción la causalidad.
Término este segundo que nos empodera en el sentido de hacernos dueños de nuestros actos, responsables, a veces asumiendo riesgos propios.
En el ámbito profesional, una promoción o el éxito de los proyectos no son una casualidad. No echamos una papeleta a ver si es elegida o dependemos de la suerte para que el mercado acepte una propuesta de negocio.
En términos deportivos el esfuerzo (trabajo) y el talento superan al factor azar, a lo imprevisible.
Por lo tanto, cuanto más dejemos en manos del azar, la suerte, “las circunstancias”, menos control tendremos de nuestros objetivos.
Ahora con los hechos de la circulación
Ante la anterior definición, será muy difícil considerar que un hecho de la circulación que genere daños sea por casualidad. El sistema seguro del que vengo hablando en las últimas semanas es una prueba de ello. Hay muchas variables que pueden influir en los siniestros viales, pero hay muchas más que pueden evitar o mitigar sus consecuencias. Nos sentimos demasiado empoderados con los vehículos y asumimos riesgos propios que realmente causan perjuicios a otros. Porque no analizamos todas las circunstancias.
Causalidad viene de causal, perteneciente o relativo a la causa. La razón o motivo de algo.
En el ámbito penal, la relación de causalidad aplica en los delitos de resultado (el tráfico tiene unos cuantos), tratándose de la línea de conexión entre el hecho y sus consecuencias. Es decir, la acción y el resultado.
Largo y tendido se está hablando sobre las causas de los siniestros viales. En el prisma penal, el análisis está más acotado a la maniobra generadora del resultado (invasión de carril), junto con otras variables particulares del sujeto infractor (alcohol). En definitiva, la pérdida de control del vehículo, en cualquiera de sus grados de intensidad.
Causa causae est causa causati: la causa de la causa es causa del mal causado, solíamos decir en la facultad, introduciendo por mi parte el termino “mal”, es decir, el daño.
Y aquí es donde nos podríamos ir, bajo un prisma no jurídico-penal, hacia muchas otras causas existentes en el tráfico que hacen que perdamos el control del vehículo y ocasionemos un siniestro, totalmente evitable, por ello, no casual.
Se excede la velocidad y por dicho motivo se invade el carril en una curva; pero ¿por qué excedemos la velocidad? El motivo de dicha toma de decisión también trae una causa que no es analizada en los atestados. ¿Por qué conducimos un vehículo habiendo bebido unas copas?, otro ejemplo.
No son accidentes, son siniestros
No podemos llamarlos accidentes cuando existen tantas y tantas decisiones tomadas previamente a la propia maniobra final del resultado.
¿Somos conscientes de nuestros actos o dejamos nuestra responsabilidad vial en manos de lo que pensamos que no podemos prever ni evitar, la casualidad? Y lo que es más problemático, ¿no pensáis que nuestro sistema así lo permite?
Cierto que son decisiones personales, pero no parece que tengamos un incentivo social más allá de nuestra propia autonomía.
¿Puede una causa venir derivada de una casualidad? Si es así, en tráfico lo denominamos accidente. De lo contrario, tendrá un hecho determinante que será la causa del, en este caso, lo que denominamos siniestro.
Feliz finde y felicidades a Susana y Ramón
Fue casualidad que mi hermano conociera a una persona, mi cuñada, que tuviera un hermano, Ramón, casi de mi edad, que se fuera a convertir en un gran amigo, pero no por casualidad, sino porque es un gran tipo que me ha ido acompañando desde chavales y que, por ello, a causa de ser tan magnífica persona, se ha convertido en alguien tan importante en mi vida.
Y fue casualidad que mi amigo Andrés, al que conocí en el trabajo, estuviera casado con Susana, asidua de Aranzueque, el pueblo de mi padre. Y qué casualidad más buena por lo mucho que nos hemos divertido en este bonito pueblo de Guadalajara. Todo lo demás no es casualidad, es porque son muy buena gente. Y Susana muy guapa, además 😉
Felicidades, Susana y Ramón, hoy 21 de octubre. Y feliz sábado semana a los demás.
