Del ambar al rojo. Saltan las alarmas.
Semana Santa. Malos datos
Ya lo veníamos anunciando con anterioridad a los días de descanso de Semana Santa.
La Dirección General de Tráfico acaba de publicar las cifras de fallecimientos en vías interurbanas durante estos pasados días: cinco personas fallecidas más respecto de los veintisiete fallecimientos de 2019.
Recordemos que no es práctico comparar con el pasado 2020 cuando la movilidad se reducía a prácticamente los servicios esenciales.
No situamos en cifras muy parecidas a la media resultante para este mismo periodo, Semana Santa, en los años 2014-2018, donde tuvimos una media de 34 fallecimientos, frente los 32 de este año. Fueron años donde pudimos observar un estancamiento en la mejora de las cifras, tanto en estos diez días de vacaciones como en el total anual.
Cierto que entrienios, 2014-2016 fue peor que 2017-2019, lo que apuntaba a una mejora, obviamente corroborada en 2020 por la pandemia, pero este 2021 nos está sacando los colores.
Lo más preocupante es que este incremento de fallecimientos se combina con una reducción de los movimientos, medida por fuentes oficiales (informe DGT) en un 46% menos en los desplazamientos y un 23% en el acceso a las grandes ciudades.
Lo que las cifras cuentan
El valle de 2020, dramático por las consecuencias de la pandemia, ha vuelto a una no queridanormalidad en la siniestralidad vial. No se consiguen bajar drásticamente los fallecimientos por COVID y ya estamos en cifras indeseables de pérdida humanas en nuestras carreteras.
Se venía avisando por especialistas en el análisis de la siniestralidad. Ya vimos que septiembre de 2020 generó un fallecimiento más que 2019 y de no ser por los cierres perimetrales habidos desde finales de año, este efecto perverso lo hubiéramos tendido antes.
No cabe duda que nos relajamos en materia de conducción, las cifras no engañan. El foco está en la pandemia y los esfuerzos de las administraciones públicas se focalizan donde ahora tenemos el mayor drama. E igual sucede en muchos ámbitos privados.
A todos nos viene fácilmente a la cabeza la campaña de estos días de la DGT, relativa al uso del cinturón de seguridad. Hemos recordando el anuncio televisivo del año 1973 al que se han añadido las impactantes imágenes que persiguen concienciar. Dos de los once fallecidos en turismos estos días pasados no llevaban el cinturón. Sin embargo los doce fallecidos de motocicletas portaban el casco. Parece que la campaña de la DGT era atinada. Otra cuestión es el efecto causado. Mucho han cambiado las cifras desde entonces, pero seguimos asumiendo riesgos que no deberíamos.
Comunicación, medios y visibilidad
Escuchaba a Orestes Serrano de FESVIAL el pasado fin de semana en Radio 5 comentar en relación a la comunicación. Si todo lo que se hace en tarea de concienciación se está haciendo correctamente dado que los destinatarios de los mensajes parece que no lo captamos, a propósito por ejemplo de los neumáticos y la climatología, aprendiendo del reciente episodio de #Filomena.
No se cansan de decirnos los profesores de autoescuelas (CNAE y su fundación) que hay que hacer más en materia de formación.
También recuerdo un comentario de Pere Navarro (Director de Tráfico) que venía a decir que un conductor de coche de empresa tiene más miedo de su jefe que del guardia civil, a propósito de las multas o la influido en los comportamientos de conducción.
Y a este hilo el fin de semana conversaba con un amigo hablando de lo exigente que son las empresas con los cursos de Seguridad de la Información, Compliance y Riesgos, por ejemplo, y el poco presupuesto que se está dando a los cursos, programas, actividades de información, formación y concienciación en materia de riesgos viales. “No tenemos tiempo de hacer más”, me decía.
La mayor parte de las empresas tienen el mayor riesgo de siniestralidad laboral (exceptuando fábricas) en el ámbito de la circulación, e insisto, no solo es el riesgo del trabajador, es el riesgo para el tercero que resulta perjudicado dramáticamente, muchos de ellos vulnerables (peatones, ciclistas, motoristas…).
Estoy hablando de lo que resulta ser una Responsabilidad Social Corporativa…sí, en el ejercicio de nuestra actividad profesional, causamos muertes. Es duro, pero es cierto.
El liderazgo en la empresa
El comisionado Europeo del Automóvil (CEA) insiste en una posibilidad más para la empresas en certificación de Seguridad Vial. Al margen de la completísima norma ISO 39001, la ISO 39002 trata de centrar todo lo relativo a los desplazamientos al centro de trabajo, o de estudio, pues se embarca también a las escuelas en esta certificación.
Hay que tener voluntad. Si no viene de la estructura jerárquica de la organización o de sus focos estratégicos, tendrá que venir de la mano de trabajadores y clientes. Todos son parte.
Imitando el comentario de Pere Navarro, además de la fiscalización de la administración pública (las multas, los puntos, los cambios de normativa…), interesa mucho la labor de concienciación y de educación – la escuela es un claro ejemplo de buena práctica -, pregunten a los niños sobre seguridad vial…¿a que saben más que nosotros?: en concienciación, seguro.
El problema es que se nos olvida con la adolescencia y perdemos referentes.
La administración pública, muy relacionada con la percepción de la política no llegan a ser un referente y necesitamos más “líderes”.
Padres y tutores (con el ejemplo basta…), las escuelas y la universidad (la formación vial se puede también completar en estos ámbitos) y la empresa, esa organización que cuida por el bienestar de sus trabajadores, que facilita la ergonomía en los centros de trabajo, potencia el ejercicio físico y la alimentación sana. Ahora con parte del trabajo realizado desde los domicilios, se marcan pautas y hábitos para no caer en ciertos riesgos de salud, se potencia la lucha contra el estrés, en definitiva, se favorece el bienestar y la salud.
Esa empresa es la misma que en ocasiones olvida que en los desplazamientos a los centros de trabajo, y la vuelta al domicilio, se producen serios incidentes y siniestros viales.
Volver a ponerse en acción: sumar para restar
Como muchas veces he dicho, todo suma, lo que queremos es restar fallecimientos, y heridos graves, que por fin fueron también incluidos en los objetivos estatales tras la declaración de Estocolmo de febrero de 2020.
Lástima que en muchos casos se puso el “cerrado por pandemia” en la puerta de la Seguridad Vial.
A cuidarse, y si son profesionales con ámbito de decisión estratégica en sus organizaciones o escuelas, o responsables de riesgos laborales, acudan a sus gestores de flota, aseguradoras, mutualidades de prevención, especialistas, hay muchos y muy buenos: asociaciones de víctimas, clubes de automovilistas, fundaciones especializadas, compañías de auxilio en carretera…
Y si no está el lector en esa tarea de responsabilidad, exija foco en este ámbito, que también implica a la salud, la suya y a la de otros.
Fernando Cisneros Alejandro